lunes, 27 de diciembre de 2010

Mi inspiración

Hoy traté de escribir un poema y no pude. Aunque un dadaísta pueda negar mi motivo, yo sé que no pude por falta de inspiración.
La inspiración para mí tenía nombre propio y hoy ya no está. Pero no pienso escribir de ella, porque no es especificamente a ella a quién extraño. Es más, hay días en que me puedo preguntar si es que ya no la extraño. Más que todo, extraño extrañarla. Sí, sé que es un juego de palabras, pero es verdad.
Echo de menos preocuparme por el día de mañana. ¿Cómo la voy a saludar?¿Qué le voy a decir?¿Qué le puedo regalar?¿Se lo diré, por fin, esta vez? ¿Mi mano no estará mi fría cuando coja la suya?
Todavía anhelo su sonrisa que, si tenía suerte, se convertía en risa. La paz interior de verte feliz, el amor que producías en mí al estar feliz a mi lado.
Extraño su pequeña letra, especialmente cuando, con tal solo unas palabras, me transportaba a otra realidad... tan solo cinco letras eran suficientes para estar a punto de explotar porque mi corazón bailaba de felicidad: " TE AMO".

Una brisa de aire, como la que alguna vez te despeinó, me acaba de decir algo. Mi inspiración eras tú... y lo sigues siendo.

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