viernes, 10 de diciembre de 2010

Un abrazo sin fin



Te tengo en mis brazos. Sí. Puedo agarrarte con fuerza para que no te vayas, puedo -aunque sea por un instante- tener la seguridad de que no te alejarás nunca de mí, que jamás tendré que extrañarte ni recordar cómo un pasado no tuvo la fuerza, la constancia o las ganas para convertirse en presente para siempre. Mientras me aferro a ti el mundo cambia. El universo entero, creado girando de acuerdo a su propio ritmo, comienza a girar teniéndonos a nosotros como centro. La lluvia que nos moja, la nieva que nos congela, Junto a ti, ahora, puedo sentir más que nunca tu aroma. Esa fragancia que cada vez que me inunda me vence... simplemente me baja cualquier defensa que pueda tener y... y no puedo hacer nada que no sea pensar en ti y.. y... me da una paz interior. ¿Sabes? Creo que envidio a tu almohada. ¡Me muero de celos! Sé que suena tonto e infantil. Pero solo ella es capaz de disfrutar tu olor noche tras noche. Yo solo tengo estos abrazos, fugaces, pero suficientes (aunque solo por un tiempo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario