Hace muchas décadas, las cartas viajaban durante semanas por barcos. Las cartas luchaban, junto a los tripulantes, contra tormentas o ataques piratas para poder cumplir su misión: unir a dos personas que se amaban a la distancia.
Hoy en día, no existe comparación con la facilidad de enviar un correo electrónico. Sin ermbargo, a pesar de que es algo muy fácil de hacer, cuando veo en mi bandeja de entrada tu nombre, aunque sea solo una vez al año, me hace feliz.